La mediación en el sur del continente goza de buena salud. Y se constituyó en un referente para toda la región por su vitalidad
• Por Alicia González Vitale
Directora Provincial del Servicio de Mediación Familiar del Poder Judicial de Neuquén y ponente en los Congresos Mundiales de Mediación 2018 y 2019.
La mediación en Argentina se remonta a los años ´90, ligadaa la labor de los tribunales, contando con el impulso de Elena Highton de Nolasco, actual vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y de Gladys Álvarez, coordinadora de la Comisión Nacional de Acceso a Justicia. El Ministerio de Justicia de la Nación también hizo su parte a través de la prueba piloto y puesta en marcha del primer Centro de Mediación en el país.
A lo largo de estos 30 años es indudable que la mediación tuvo un significativo desarrollo en diferentes jurisdicciones provinciales de nuestro territorio como puede apreciarse en el mapa de acceso a justicia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), solo queda pendiente de sumarse la provincia de la Rioja. De igual modo, tuvo una expansión en diferentes ámbitos –prejudicial hasta la intrajudicial, aunque en menor escala en la esfera privada– y diversas materias como la civil, familiar, penal, comunitaria, sanitaria, empresarial, policial y escolar.
Acompañaron su crecimiento varias de las universidades del país (públicas y privadas) al introducir en sus currículos materias y contenidos sobre los métodos adecuados (alternativos) de resolución de conflictos y, principalmente, la mediación y la negociación en las carreras universitarias (abogacía, psicología, trabajo social, contaduría, escribanía, entre otras), a pesar de que actualmente existen muchas otras facultades sin dichos programas y con una incipiente inclusión en las instituciones educativas primarias y segundarias.
En el ámbito judicial, la Junta Federal de Cortes (Ju.Fe.Jus.), entidad que nuclea a los Máximos Tribunales de las provincias argentinas, por entender que la mediación implica un mayor acceso a justicia para la población, viene impulsándola sostenidamente dentro de las estructuras de los poderes judiciales.
En la mayoría de las provincias del país –desde un primer momento- se implementó como política pública la mediación pre-judicial obligatoria, es decir, que ante la existencia de un conflicto y la necesidad de acudir al Poder Judicial para su solución, previamente se debe concurrir a una etapa de mediación, con miras a propiciar el protagonismo de las partes en la búsqueda de acuerdos y en definitiva favorecer una mayor participación de la sociedad y la autocomposición de sus diferendos de manera no confrontativa, intentando poner fin a sus controversias de manera satisfactoria para todos los involucrados. Esto significa que dicha obligatoriedad implica concurrir al espacio de la mediación, donde se explica e informa sobre qué es la mediación y cuáles son sus principios y características y una vez cumplida esta etapa –cesa la obligatoriedad–, siendo decisión libre de cada participante aceptar la mediación o rechazarla, en razón del principio de voluntariedad que todo mediador/a debe garantizar. A su vez, en caso que las partes acepten voluntariamente participar de una mediación es también voluntario el permanecer en la mediación, incluso poner fin al diálogo con o sin acuerdo.
Junto a la labor desarrollada desde los poderes judiciales, las universidades, los centros de mediación públicos y privados, también es necesario señalar que las entidades formadoras (reconocidas y habilitadas por el Ministerio de Justicia de la Nación) tuvieron un rol importantísimo para el desarrollo y el crecimiento de la mediación en la Argentina, al formar a miles de mediadores con programas homologados por el Ministerio de Justicia a nivel nacional y a posteriori, por algunas jurisdicciones locales provinciales (Misiones, Neuquén, Río Negro, Chubut, entre otros).
Paulatinamente, la mediación fue creciendo, así en varias provincias iniciaron como prueba piloto dentro de las estructuras de los poderes judiciales, regladas en un primer momento por Acordadas Administrativas de los máximos tribunales provinciales, hasta la posterior sanción de leyes que instituyeron a la mediación como un método de resolución colaborativa de conflictos.
En lo que respecta a quienes pueden formarse como mediadores, salvo el caso de la mediación comunitaria que puede hacerlo cualquier persona interesada; el resto de las especialidades (mediación familiar, civil, penal, escolar y otras) pueden hacerlo cualquier profesional interesado en capacitarse como un tercero imparcial que facilita la comunicación en un espacio de diálogo entre parte confrontadas; aunque, según sea el contexto y el programa que desarrolle una jurisdicción (nacional o provincial; judicial o privado), serán los requisitos que establezca la reglamentación para formarse en el arte de mediar y poder ejercerlo profesionalmente. Y, si bien hay un consenso en la comunidad mediadora cuando la complejidad de la conflictiva demanda un abordaje desde la interdisciplinariedad en los operadores y los gestores de conflictos y suele destacarse la importancia de la interdisciplina, la multidisciplina y la transdisciplina, todavía falta una mayor apertura en leyes y reglamentos, pues generalmente se los limita a pocas profesiones de base, principalmente la abogacía, siguiendo la psicología y el trabajador social.
Otros actores importantes en el desarrollo de la mediación en Argentina son las fundaciones y las asociaciones de mediadores que fueron conformándose a lo largo de todos estos años. Entre los que tuvieron una destacada labor en el crecimiento de la mediación, la formación de mediadores y su capacitación continua, fueron la Fundación LIBRA (1991) y la Fundación Mediadores en Red – MeR (1999), ambas con reconocimiento internacional.
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“Entre los que tuvieron una destacada labor en el crecimiento de la mediación, la formación de mediadores y su capacitación continua, fueron la Fundación LIBRA y la Fundación Mediadores en Red” ______________________________________________________________________________
En el año 2018, MeR realizó un relevamiento sobre el estado actual de la mediación en la Argentina y con motivo de celebrarse los veinte años de la Fundación, se concretó el XII Encuentro de Mediadores en Red en Vaquerías, Provincia de Córdoba, que nucleó algo más de 140 mediadores de diferentes puntos del país, quienes compartieron experiencias como reflexiones sobre el estado de la mediación en sus lugares de residencia/ejercicio profesional/laboral. En dos intensas jornadas de trabajo se elaboraron las conclusiones, publicadas en la revista La Trama y en el sitio web de la Fundación MeR. En las conclusiones del evento, en un espacio de construcción y puesta en común colaborativo se destacaron los logros, se presentaron las dificultades más frecuentes y también se avizoraron los desafíos que los mediadores argentinos debemos considerar con miras a fecundar y consolidar el camino de una cultura de paz.
La pandemia por el Covid-19 que arrasó en todos los países del mundo, sin distinción de clases y sin anunciarse, también puso al descubierto parte de las fragilidades que presentan las políticas públicas en materia de mediación; así como muchas provincias desde principios del mes de abril rápidamente implementaron las mediaciones online o remotas, todavía existen muchos mediadores y mediadoras que llevan adelante un incansable reclamo de justicia para la mediación, prueba de ello es que la población de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A) equivalente al 34 por ciento de la población total del país, lleva más de cien días sin poder acceder al espacio de la mediación pre-judicial obligatoria, el que ante la feria judicial extraordinaria y cierre generalizado de muchos juzgados, podría ser un escenario propicio para gestionar los conflictos incrementados por el aislamiento social preventivo obligatorio (ASPO) decretado por el Gobierno Nacional y las provincias.
Sumado a ello, la falta de definición de las autoridades nacionales en validar la conversión de los programas de formación de mediadores presenciales homologados para poder retomar los espacios académicos formativos y de capacitación continua, en escenarios con el soporte de la tecnología agudiza también la situación descripta. En Argentina, a diferencia de lo que sucedió en otros países de la región, la mediación todavía continúa muy ligada al ámbito judicial y cuenta con un reducido desarrollo en el ámbito de los poderes ejecutivos (nacional y provincial). Este será también un desafío digno de emprenderse para poder lograr el crecimiento y la expansión de la mediación de igual forma en el ámbito privado, donde actualmente se encuentra muy poco desarrollado. Debiendo finalmente recalcar que Argentina es un país de los más destacados en el desarrollo de la mediación en la región, que llevó de la mano de expertos en gestión y transformación de conflictos, sus experiencias y aprendizajes a diversos países latinoamericanos.
Logros:
- Mayor protagonismo de la sociedad en la resolución de controversias.
- Regulación normativa del instituto de la mediación.
- Ampliación de los ámbitos de intervención de la práctica de mediación.
- Capacitación continua y permanente para los operadores.
- Introducción de materias sobre métodos alternativos adecuados de resoluciones de conflictos en currículos universitarios y educativos.
- Amplitud de ofertas académicas (posgrados, diplomaturas, licenciaturas).
Dificultades:
- Falta de cultura de diálogo y negociación colaborativa, tanto en la sociedad como en el sistema judicial-estatal.
- Escaso desarrollo de la mediación en ámbitos extrajudiciales.
- Insuficiente difusión de los métodos a la comunidad (medios gráficos, radiales, televisivos, páginas web, redes sociales, entre otros).
- Falta de incorporación de profesionales de diferentes disciplinas para la integración de equipos interdisciplinarios.
- Escaso conocimiento de la ciudadanía, de los profesionales y funcionarios públicos sobre la mediación y las posibilidades que brinda.
- En razón a este estado de situación –a finales del año 2018– se definieron algunos de los desafíos a tener en cuenta al diseñar, planificar y ejecutar programas, proyectos y planes de acción a través de la consolidación, fortalecimiento y expansión de este método colaborativo de gestión y resolución de conflictos.
Desafíos:
- Afianzar el trabajo de prevención de conflictos en los diferentes ámbitos y materias.
- Educar para la paz a la ciudadanía.
- Introducir la perspectiva de género en los métodos de Resolución Alternativa de Disputas (RAD).
- Fortalecer la política pública en mediación como cultura de paz.
- Introducir los métodos de resolución no-adversarial en las reformas procesales en forma previa a la judicialización como política pública.
- Desarrollar la mediación a distancia o virtual, nacional e internacionalmente, para eliminar algunas barreras existentes.