- Por DANIELA PATRICIA ALMIRÓN, abogada, mediadora y Directora Ejecutiva de CIEDEPAS Argentina, Centro Internacional de Estudios sobre Democracia y Paz Social.
Durante la adolescencia, con el grupete de amistades en mi pueblo, hacíamos un juego que alguien trajo alguna vez. Lo que para nosotros en ese momento constituía un juego, aparentemente era un test psicológico.
Esta supuesta prueba significaba (de alguna manera) una narrativa y apelaba a la imaginación y al pensamiento lateral. El análisis, interpretación y resultado de las respuestas, se hacían con el mejor entender.
Quien conduce el proceso del test va realizando propuestas, la primera consiste en imaginar que se está ante una selva, hay que ingresar describiendo cómo nos vemos en indumentaria y la manera de entrar. Se continúa transitando dentro de la selva y van apareciendo diferentes objetos en el camino, como un cuchillo, un cáliz, y hay que describirlos. Luego aparece una laguna, y hay que decir qué hacíamos ante esta.
Según la descripción, el contenido, el aspecto y los detalles de lo que veíamos, era nuestra actitud ante la vida que la representaba esa selva a la que ingresamos y atravesamos. ¡Vaya a saber quién hacía de profesional de la psicología interpretando!
La última posta del recorrido por la selva era la aparición de un muro. La pregunta era de qué altura nos imaginábamos el muro, de qué material estaba construido y lo más importante, ¡qué hacíamos frente al muro!
La historia de nuestro mundo nos da algunos ejemplos de muros y murallas.
El muro de las Lamentaciones o Muro de los Lamentos es el lugar más sagrado del judaísmo. En hebreo significa muro occidental. Se estima que su construcción habría comenzado en el año 19 a. C. La Gran Muralla China, fortificación construida como reconstruida entre el siglo V a. C. y el siglo XVI para proteger la frontera norte del Imperio chino. Se calcula que tiene 21.196 kilómetros de largo. Fue designada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987 y es una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno desde el año 2006.
Están las ciudades amuralladas de Ávila y Toledo en España.
Así podría enumerar cantidad de muros en el planeta y también ciudades que llevan el nombre de Muro como en Córcega, Nápoles y en las Islas Baleares.
O El muro, la colección de novelas cortas del escritor francés Jean-Paul Sartre. Y también el Muro de Berlín o Berliner Mauer, construido por la República Democrática Alemana durante la separación de Alemania, del 13 de agosto de 1961 al 9 de noviembre de 1989, fecha del día de su caída.
Este muro conocido más como símbolo de la Guerra fría y de la división de Alemania, de 45 kilómetros, que dividía la ciudad de Berlín en dos.
En el mundo se supo que ese 9 de noviembre de 1989 ciudadanos de ambas Alemanias se encontraban y abrazaban sin conocerse. El momento en que con pico y manos derrumbaban efectivamente este muro, la historia cuenta también que este encuentro de alemanes del este y oeste pudieron cruzar antes por otro punto, por otra puerta.
Esta historia ha sido puesta en el cine en 2014 con la película Calle Bornholmer. De origen y director alemán Christian Schwochow. El film intenta mostrar con un tono casi cómico y desde la mirada de los guardias fronterizos de este puesto en la Calle Bornholmer, la noche del 9 de noviembre de 1989.
En la conferencia de prensa brindada por Günter Schabowski, miembro del Politburó del SED (Partido Socialista Unificado de Alemania), por sus siglas en alemán, anunció en directo por la televisión de Alemania Oriental que todas las restricciones habían sido retiradas para cruzar y salir de Alemania del Este. Hubo un detalle, que al no leer el comunicado completo y ser interrogado acerca de cuándo esto podía ocurrir, respondió que inmediatamente.
Así fue como poco a poco fueron acercándose a esa puerta algunas personas y se convirtieron en decenas de miles de personas, en ese puesto fronterizo de la Calle Bornholmer, ante el estupor de sus oficiales que no contaban con órdenes de qué hacer en la situación. Tomada la decisión de no usar las armas y pasadas las horas abrieron las puertas para que pasaran todas las personas que quisieran, con el estupor y el shock de que esa apertura significaba un verdadero cambio en sus vidas. Muchas personas frente a la negativa inicial de cruzar ese paso les decían a los guardias solo queremos cruzar y conocer, vamos a regresar, nuestra casa está aquí.
Se levantan y construyen muros, unos se derriban y otros se exploran. Algunos sirven para apoyar un edificio y proteger. Hay muros que separan, dividen y otros portan marcas. Muros virtuales, tecnológicos, culturales, económicos, jurídicos, sociales.
¿Cuántos muros construimos los seres humanos que nos desconectan? A nosotros mismos y hacia los otros. Será momento de preguntarse en este mundo, evidentemente complejo y convulso, ¿para qué sirven los muros?
Nada bueno pasa cuando nos importan más las diferencias que las cosas en común. Ansío el mismo futuro que ustedes. Un futuro en el que los niños crezcan sin conocer el amor como un muro, sino solo como un puente (De la serie Sense8, discurso de Capheus ante su pueblo). [T]