Los jóvenes carecen de capacidades para atender constructivamente sus controversias. Es imprescindible pensar en incorporar en la socialización temprana procesos alternos de resolución de conflictos.
• Por GEORGINA PESQUEIRA ANGULO
Mediadora profesional y Presidenta INMECID S.C.
Estamos sumergidos en una era en la que somos capaces de distanciarnos del conflicto con tan solo un click, pero a la vez estamos constantemente rodeados, no solo por aquellos problemas que ocurren a un nivel interpersonal, sino por aquellos conflictos que se reflejan a escala mundial.
Esta sobresaturación de información generó en muchos jóvenes una aversión a todo flujo de información que implique negatividad o conflictividad, ya que suelen percibir el conflicto como algo malo. Esta perspectiva es inevitable si los procesos de socialización a los que fuimos sometidos desde pequeños nunca nos dieron herramientas para la gestión sana del conflicto y más bien reforzaron la reactividad agresiva, prohibieron la expresión de emociones como la tristeza y la frustración, o en muchos casos promovieron evitar la situación.
Si tomamos en cuenta el contexto actual, podemos determinar que las generaciones más jóvenes pasaron por cambios veloces y sin parangón respecto de las generaciones predecesoras. Esto a su vez generó mucha más dificultad para identificar las maneras correctas de reaccionar frente al conflicto, pero también permitió que se normalicen patologías, que exista una mayor apertura hacia la manifestación de todos los sentimientos y que se disminuya la diferenciación como limitación de las emociones según el género.
“Más allá de las interpretaciones generalizadas sobre el conflicto en las personas jóvenes, resulta importante recalcar que estadísticamente existen más de 25 millones de jóvenes sumergidos en conflictos violentos”
Más allá de las interpretaciones generalizadas sobre el conflicto en las personas jóvenes, resulta importante recalcar que estadísticamente existen más de 25 millones de jóvenes sumergidos en conflictos violentos, y en lo que respecta a su rol en las organizaciones criminales, así como las zonas de guerra en ciertos países, es usual que se vean obligados a asumir roles como la de proveedores de servicios sexuales, mensajeros, sicarios, niños soldados y terroristas suicidas. (Kadiwal, 2017).
Las consecuencias en su desarollo, cuando se encuentran obligados a tomar parte en actividades criminales, son graves: sentimientos constantes de culpa, una abrumadora sensación de pérdida, pensamientos suicidas, normalización de la violencia y otras más.
En lo que respecta al conflicto en el ámbito familiar es innegable que la violencia permea los hogares, se logró establecer que el 63 por ciento de jóvenes experimentó alguna forma de disciplinamiento violento; entonces resulta evidente que existe una desconexión en el manejo del conflicto desde la casa, porque no hay lineamientos que ayuden a los jefes de familia a manejar los desacuerdos (INSP, ENIM 2015).
Esta internalización de cómo se debe responder al conflicto permea todas las interacciones futuras; entonces no causa sorpresa que se haya confirmado que cuatro de cada diez jóvenes sufran de daños a su salud derivados de actos de violencia interpersonal, y también es importante notar que la desigualdad de género en México como el sesgo machista que impregna nuestra cultura, se hace presente constantemente en la comisión de delitos y como sus autores suelen ser varones –la prevalencia de violencia interpersonal en los hogares se incrementa en los hombres frente a las mujeres–, suelen ser las mujeres quienes reportan (una de cada cuatro) el haber sufrido violencia (Valdez-Santiago et. al., 2013).
Si tomamos en cuenta que tenemos hogares sumergidos en la violencia, y que se suele responsabilizar de la resolución del conflicto en una relación afectiva o familiar a la mujer, se entiende por qué la percepción que tienen los jóvenes del conflicto suelen ser negativa y cómo a pesar de la aceptación que se va generando en las redes sociales sobre la manifestación de los sentimientos, y el hecho de acudir al diálogo como primera forma de resolución de conflictos, no fue suficiente para cambiar los parámetros de violencia que se deriva de los conflictos interpersonales.
En estos tiempos que corren tampoco se debe ignorar que la nueva institución socializadora que empieza a tener más influencia sobre los jóvenes y su percepción del conflicto es el Internet, en particular la de redes sociales. La falta de supervisión del contenido, la cantidad de tiempo que pasan en las redes, la exposición a distintos grupos y lo influenciables que son algunos jóvenes, hacen que se dificulte más para los padres el poder tener esquemas de enseñanza interpersonales que no se contradigan con lo que muchos jóvenes encuentran en las redes y que pueden preferir como la mejor manera de reaccionar frente a una situación de conflicto.
El impacto que tienen los procesos de socialización para definir la mejor manera de interpretar el conflicto resulta innegable, además de que las cualidades esperadas para gestionarlo están fuertemente determinadas por el género. Los altos niveles de conflicto y de ilícitos derivados de un manejo pobre de las relaciones interpersonales deben ser atendidos, y la mejor apuesta para lograr cambios efectivos a largo plazo es el de la inducción en la mediación y otros procesos alternos de resolución de conflicto a una temprana edad, para poder cambiar la perspectiva del conflicto y fomentar maneras más sanas de gestionarlo. [T]
BIBLIOGRAFÍA
Kadiwal, L. (2017, June 2). The multiple roles that young people play in conflict-affected contexts. UCL. Retrieved january 1, 2020, from https://blogs.ucl.ac.uk/global-youth/2017/06/02/the-multiple-roles-that-young-people-play-in-conflict-affected-contexts/#:~:text=Studies%20suggest%20that%20conflict%20hugely,loss%20and%20hopelessness%20in%20conflict.
UNICEF. (2019, July 11). Contar con datos estadísticos sobre violencia contra la infancia y la adolescencia es central para garantizar sus derechos. UNICEF MX. Retrieved January 1, 2021, from https://www.unicef.org/mexico/comunicados-prensa/contar-con-datos-estad%C3%ADsticos-sobre-violencia-contra-la-infancia-y-laValdez-Santiago, R., Hidalgo-Solórzano, E., & Mojarro-Íñiguez, M. (2013, march 4). Violencia interpersonal en jóvenes mexicanos y oportunidades de prevención. Salud Pública Mex. Retrieved January 1, 2021, from https://www.saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/5123