- Por ALICIA GONZÁLEZ VITALE
Directora Provincial del Servicio de Mediación Familiar del Poder Judicial de Neuquén, Argentina. Abogada, Notaria, Magister en Asesoría Familiar. Doctoranda en Negociación y Mediación del Instituto de Mediación de México.
La pandemia que arrasó en todo el mundo está impactando fuertemente en los hogares, agravando no solo la crisis económica, la falta de trabajo o su pérdida; sino incrementando los conflictos familiares, que agudiza la inestabilidad de la sociedad a lo largo y ancho de su geografía.
En la mayoría de los países se incrementaron los índices de violencia intrafamiliar, a partir de las medidas dispuestas de aislamiento social obligatorio y preventivo, según el informe publicado por Naciones Unidas (ONU Mujeres), donde se señala que en los últimos doce meses, la violencia doméstica de 243 millones de mujeres y niñas entre 15 a 49 años de edad de todo el mundo, sufrieron violencia sexual o física por parte de un compañero sentimental (1). En el caso argentino, como producto del incremento de dicha violencia doméstica, se registraron 279 feminicidios de mujeres y niñas desde que comenzó el aislamiento por la pandemia (2).
La familia como base de la sociedad se encuentra atravesando grandes desafíos en estos tiempos de cambios y turbulencias, separaciones, divorcios, altos niveles de conflictos familiares, incrementos en la judicialización de las controversias, desproporcionado involucramiento de niños, niñas y adolescentes en la conflictiva de la pareja parental que se separa, poniendo en tensión las relaciones y los vínculos, con graves perjuicios para hijos e hijas en su desarrollo adecuado, llegando a verse cada vez con mayor frecuencia la ruptura de contacto con el o la progenitora no conviviente.
Todas estas situaciones por las que atraviesa una familia en sus diferentes etapas del ciclo de vida se trasladan –inevitablemente– a las relaciones interpersonales, que vamos construyendo desde la escuela, el trabajo y, en general, las redes sociales.
Diversas medidas dispuestas por el gobierno nacional y provinciales en Argentina, por las cuales los hijos e hijas debían permanecer en el domicilio en el que se encontraban, posibilitaron semilleros de conflictos virulentos con resultados impredecibles, cual batalla campal protagonizada por los adultos responsables. Tribunales cerrados por largo tiempo, suspensiones de términos judiciales se sumaron al escenario de dolor (3), incertidumbre y angustias, mayor pesar en miles de familias que, en algunos casos, pudieron encontrar un espacio de diálogo y contención en la mediación familiar, que abrió las puertas de salas virtuales (en plataformas zoom o videollamadas) para brindar el acceso a la justicia y, fundamentalmente, a un pequeño oasis de paz (4).
La segunda y tercera ola de la pandemia traerá más desolación, carencias, necesidades de todo tipo, por lo que quienes trabajamos en escenarios de paz, diálogo y gestión de conflictos, debemos implementar alertas tempranas, medidas preventivas, orientadas bajo el principio de acción sin daño, para facilitar el encause de los conflictos familiares y sociales de los próximos tiempos. Tiempos difíciles para decirlo a tono con la clásica novela de Charles Dickens. [T]
REFERENCIAS:
- https://www.un.org/es/coronavirus/articles/un-supporting-trapped-domestic-violence-victims-during-covid-19-pandemic
- https://www.telam.com.ar/notas/202103/548133-hubo-279-femicidios-de-mujeres-y-ninas-desde-que-comenzo-el-aislamiento-por-la-pandemia.html
- http://scm.oas.org/pdfs/2020/CP42372TCEJACOVID19.pdf
- http://www.jusneuquen.gov.ar/se-realizo-en-neuquen-una-mediacion-familiar-en-forma-virtual/