viernes, junio 9, 2023
REVISTA INTERNACIONAL DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS, MEDIACIÓN, NEGOCIACIÓN Y DIÁLOGO
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Grupos crueles

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En Madrid asesinaron en la calle a un joven español supuestamente por tratarse de un homosexual. Eran diez jóvenes españoles los atacantes y lo defendieron dos senegaleses. El repudio fue inmediato. Aquí el análisis meditado.

  • Por JOSEP REDORTA, Doctor en psicología social, experto en gestión de conflictos y abogado-mediador español.

La noticia dice así: La barbarie se adueñó en la madrugada del 3 de julio de una pandilla de jóvenes de entre 17 y 25 años, la mayoría sin antecedentes penales, que al actuar en grupo y supuestamente bebidos, se transformaron, según personas vinculadas a la investigación, en una auténtica jauría humana (1). De esta manera empieza un trabajo periodístico destinado al lector medio, para tratar de explicar desde la ciencia criminológica el asesinato de Samuel Luiz de 24 años en A coruña ( Galicia, España). Los hechos están bajo secreto de sumario en el momento de redactar este trabajo.

Este asesinato tuvo una fuerte repercusión en España en los medios de comunicación y se ha especulado con diversas motivaciones. Una de ellas es que lo confundieron con una persona homosexual, otra que una amiga que le acompañaba les estaba filmando, otras de puro azar, como que Samuel estaba en el momento inadecuado en el lugar inadecuado. Lo que es seguro es que murió en manos de un grupo de jóvenes en la calle y que el caso ha levantado una fuerte ola de indignación social que ha conducido a unas 150 manifestaciones de repudio en todo el país.

Se sabe también que solo dos personas defendieron a la víctima, aunque no pudieron evitar el asesinato. Se trata de dos inmigrantes senegaleses en situación de ilegalidad por la legislación de extranjería española, a quienes el gobierno quiere ahora regularizar su situación administrativa para premiar su gesto de solidaridad.

El caso, más allá de la valoración jurídica de los hechos, tiene interés para una reflexión en más profundidad sobre lo acaecido, por cuanto pone en evidencia varios fenómenos que interpelan a la psicología social, al conocimiento sobre la agresividad y a la criminología en particular.

¿Efecto Lucifer?

En el año 1994 inicié mis estudios en el ámbito de la Dinámica de Grupos a través de cursar un curso de postgrado que se convirtió en un Master en la especialidad y que se impartía en la Universidad de Barcelona. Lo dirigía la catedrática hoy emérita María Pilar González. Recuerdo perfectamente la primera lección en el primer día de clase. La Dra. González inició su exposición diciendo con total seguridad: Los grupos son crueles. Venga a cuento esta breve referencia personal cómo justificación del título de este trabajo.

Del comportamiento afiliativo de las personas se ha escrito mucho y seguramente se escribirá más. La literatura va desde las virtudes de los equipos de trabajo en su máxima expresión a las máximas manifestaciones de protesta y a los comportamientos más deleznables y bajos de las personas. Vamos a interesarnos por algunos aspectos que apuntan está crueldad de los grupos humanos. El caso del asesinato de Samuel es uno de los muchos episodios que ponen de manifiesto situaciones de violencia social. Quizás hemos normalizado excesivamente episodios cada vez más comunes.

Uno de los más reputados psicólogos sociales Philip Zimbardo publicó en 2008, con edición en español posterior, un trabajo potente en su libro titulado El efecto Lucifer, con este interesante subtítulo: El porqué de la maldad. La trayectoria del autor abarca la investigación, la docencia y la divulgación. En la obra que comentamos parte de sus primeros experimentos, que le hicieron famoso, ya hace muchos años. El llamado Experimento de la prisión de Stanford aportó mucha luz sobre determinados comportamientos humanos en situaciones concretas. En esencia, se trataba de asignar roles de guardianes y prisioneros. Hubo de suspender el experimento ante la maldad de quienes asumían el rol de vigilantes. Se puso de manifiesto el influjo de las circunstancias en las que el ejercicio del poder lleva mucho más lejos de lo deseado. Zimbardo concluyó que existe lo que denominó el poder de la situación, que asoció al sistema en el cual se insertan los hechos (2).

Si nos damos cuenta, el fenómeno bulling en la escuela, múltiples situaciones de acoso moral en las relaciones sociales, bandas juveniles, se forman a partir de un cambio en la relación de poder que afecta al grupo. La percepción grupal aumenta la sensación de poder y puede desatar fuertes sentimientos agresivos. En el caso de Samuel, agregarse para agredir, es un comportamiento que se ha observado incluso en los chimpancés. Sin embargo, tienen que haber más cosas. En efecto, parece que el desencadenante pudo ser una confusión inicial. Pero, es preciso destacar que los agresores procedían de un entorno de toma de alcohol, excitación colectiva, adrenalina alta que precisa una descarga y otros, así se construyó una situación en la que parece que Samuel jugó únicamente el rol de víctima propiciatoria y recibió una fuerte descarga de agresividad en dos tiempos que le segó la vida.

Si esta pudo ser la situación, el sistema hay que buscarlo en las problemáticas juveniles más profundas (3), que van desde una banalización de la violencia que puede observarse en los juegos tecnológicos, donde se aprenden por observación comportamientos violentos que se interiorizan (4), hasta la necesidad de crear grupos de pertenencia cuyo objetivo es afirmar la personalidad.

Reforzar el sentimiento de comunidad

La violencia se ha incrustado en nuestras relaciones sociales de una forma alarmante. Demasiado cine violento, demasiado intento de satisfacer las más bajas pasiones en una cadena que parece no tener fin. Y las consecuencias son vidas salvajemente mutiladas. Estamos en un sistema estructuralmente violento, al punto de que ya no somos suficientemente conscientes de lo grave que es la situación.

“El grupo desindividualiza. No soy yo, somos todos a una, lo que nos transforma en una verdadera jauría humana»

El grupo de unas diez personas, en el caso de Samuel, establece una relación de diez contra uno y por tanto se siente invulnerable. Un momento de lo que ha dado en llamarse pensamiento grupal desencadena sentimientos de hostilidad inmediata, la necesidad de descarga de adrenalina, percepción del individuo como un ser despreciable (confunden a Samuel con un homosexual), el ataque es inmediato y fulminante. Los atacantes pierden el control. La víctima está indefensa y se ensañan con ella. Ninguna otra razón aparente. No se conocían de nada los agresores y el agredido. El rol de atacantes lo cumplieron a la perfección. El sistema y la situación nos muestran su poderío. El grupo desindividualiza. No soy yo, somos todos a una, lo que nos transforma en una verdadera jauría humana.

Creo de interés destacar la acción de ayuda de los senegaleses. Aunque no consiguieron sus propósitos de evitar el crimen, sí nos muestran que en las sociedades donde el sentimiento de comunidad es mayor, las personas se implican. Ellos superaron el miedo y se enfrentaron hasta donde pudieron a los agresores. Tuvieron éxito en un primer intento que lograron separar a la víctima 150 metros más o menos. El grupo volvió para rematarla y se produjo la muerte. El comportamiento altruista también forma parte de la naturaleza humana. En esas nuestras de las dos caras de la moneda, precisamos reflejarnos, potenciar nuestra cara más social, construir nuestras identidades sobre actitudes colaborativas y no agresivas.

Samuel una persona joven y volcado en los demás, se vio involucrado en lo peor de las personas. En lo peor de nosotros que toleramos lo intolerable cada día. Debemos reaccionar. Generar espacios de paz para que la situación nos lleve a nuestra mejora moral. Su muerte tan innecesaria y lamentable nos cuestiona. Basta de violencia en el sistema, nos merecemos una sociedad mejor. Vayamos a por ello.

Requiescat in pace, Samuel. [T]

REFERENCIAS:

  • Diario EL PAIS, Madrid, 14 de julio de 2021, pág.25
  • Zimbardo, P. (2018). El efecto Lucifer, pág. 32
  • Para una idea más clara de los conflictos estructurales la obra del autor Cómo abordar los conflictos estructurales y para una visión global psicològica del maltrato en la sociedad la obra de  referencia podria ser El acoso moral de M.F. Hirigoyen.
  • Para ampliación  de la idea del aprendizaje por observación ver la obra de referencia de Albert Bandura y Richard H. Walters Aprendizaje social y desarrollo de la personalidad.
  • Una de las mejores reflexiones sobre la naturaleza humana la podemos encontrar en la obra de Jesús Mosterín precisamente con el título de La naturaleza humana. Sobre el altruismo hay actualmente importantes líneas de trabajo.
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