martes, junio 6, 2023
REVISTA INTERNACIONAL DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS, MEDIACIÓN, NEGOCIACIÓN Y DIÁLOGO
PUBLICACIÓN TRIMESTRAL DEL INSTITUTO DE MEDIACIÓN DE MÉXICO

Primer encuentro virtual de transformadores/as de conflictos de la región

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El viernes 19 de junio de 2020 se reunieron de manera virtual los transformadores/as de conflictos (mediadores/as, practitioners, investigadores/as, facilitadores/as de diálogo y conflictólogos/as) de 11 países, principalmente de América Latina, bajo la modalidad del Open Space (“espacio abierto”), para abordar siete grandes temas del campo como la polarización sociopolítica, el manejo de la frustración en la gestión de conflictos complejos, el polimorfismo del diálogo, repensar la disciplina y nuestro rol, las mujeres como constructoras de paz, así como la innovación frente a los nuevos retos del campo. En un posterior encuentro tomarán decisiones sobre cómo fortalecer su organización y asumir una misión más proactiva como red de expertos en la región

  • Informe elaborado por: Alicia González Vitale, Dolores Ayerdi, Bautista Logioco y César Rojas Ríos.
  • Documentos parciales elaborados por: Rosa María Olave, Iván Ormachea, Mirna Cuentas, Carlos Sarti, Elena Díez, Susana Cruickshank y César Rojas Ríos.

PRIMER TEMA

La polarización taladra las sociedades

La polarización es un tema de preocupación en toda la región, en especial en el caso de Brasil (aunque lo mismo vale para Venezuela, Ecuador, Chile, Bolivia, Argentina), donde tanto la situación social como política se encuentra dividida entre dos extremos opuestos, los que a su vez simplifican una realidad compleja, reduciéndola a un esquema binario. Pero es bueno anotar que la polarización es temáticamente fluida (no existe un único tema divisivo, sino pueden ir cambiando), aunque las reacciones siempre son intensas y contrapuestas. Esta sobretensión afecta la autonomía de las personas, abrevia sus esquemas apreciativos y las sesga a tomar posición entre uno de los lados (“todos tienen la sensación de que es muy difícil no tomar posición”).

Este esquema reductivo también se presenta cuando se utilizan las categorías hombre/mujer (género), rico/pobre (socioeconómico), blanco/mestizo (étnicocultural), para dar cuenta de la realidad, pero más bien se logra reducir sus posibilidades de complejización y comprensión. Esta situación es una invitación abierta para de-construir ideas y conceptos como el patriarcado y los micro-machismos. En ese sentido, es importante preguntarse y problematizar sobre dónde estamos parados dentro del sistema de privilegios y opresión existentes.

  • Frente a los conflictos polarizados, una de las primeras tareas es encarar la desestigmatización de las dos partes, dando paso a un proceso difícil pero necesario de reconocimiento del otro.
  • El rol del tercer lado resulta importante en contextos de polarización, pues su intervención puede ayudar a la paulatina desarticulación de posiciones encontradas, echando mano a paradigmas de colaboración que permiten articular las diferencias.
  • No tenemos una posición objetiva, aunque debemos cumplir un rol imparcial en procesos que no son imparciales.

SEGUNDO TEMA

Los espacios rurales como pivotes de la paz social

La problemática rural, eminentemente estructural, hoy está desconectada de la academia, las empresas y las instituciones. Y se constituye en una de las expresiones de las fracturas económicas y las brechas sociales (léase desigualdades). En Colombia, para tomar un caso, el 64 por ciento de su población se concentra en el área rural, y los transformadores de conflictos tenemos carencias cognitivas para leer el territorio rural. En principio, parece fecundo deshomogeneizar lo rural para hablar de las ruralidades, por sus distintos niveles de desarrollo humano, presencia indígenas, alineamientos políticos y cosmovisiones; y luego, porque esas ruralidades también se expresan y forman parte de la urbanidad (urbano como rural no son territorios claramente demarcados, con fronteras rígidas) y la estatalidad (respecto de ésta, también mantienen relaciones que oscilan entre la cercanía-participación y la distancia-extrañeza).

Estas ruralidades presentan explosiones sociales por todos lados, para encararlas debidamente es importante reconocer sus propias formas de resolución de conflictos, tomar en cuenta a los “actores ancla”, así como elaborar estrategias basadas en la trama propia de esos contextos (“tejer con el foco en el contexto”); pero, sobre todo, no descuidar el derecho al desarrollo desde las cosmovisiones indígenas –no solo de los intangibles culturales, sino también desde los tangibles económicos, compatibilizando usos y costumbres con el desarrollo sustentable), que se presenta como una “novedad” y reciente maduración entre las dirigencias indígenas.

  • Es imprescindible trabajar desde adentro en la mediación comunitaria, tomando lo nutritivo de las culturas.

TERCER TEMA

El polimorfismo del diálogo

El diálogo es una palabra y una realidad polimorfa. Puede presentar distintas prácticas. Por ejemplo, algunos diálogos pueden incidir en la democratización del poder –por naturaleza antidemocrático y que oculta mucha ilegalidad–, algunos pueden estar sustentados en situaciones de asimetría de poder estructural y otros frustran a la gente porque “no caminan” hacia los resultados previstos y son distorsionados desde el poder.

Los cuidados que se deben tener para implementarlos son: uno, el tipo de diálogo que se desarrolle depende del objetivo propuesto; dos, en los diálogos no se puede perder de vista el enfoque basado en derechos, democratización, búsqueda de la paz y la necesidad de cambios estructurales; tres, a pesar de la injusticia y la imposición siempre se deben privilegiar los métodos pacíficos de resolución de conflictos; cuatro, hay que buscar el capital social de los diálogos; cinco, se puede lograr más por medio del diálogo que dentro de las estructuras del poder políticos, aunque deben fortalecerse los espacios que unifiquen a los movimientos sociales.

  • En muchos países de la región lograr “la paz negativa” planteada por Johan Galtung resulta siendo un gran avance.
  • En muchos casos “lo correcto viene siendo más importante que la paz”.
  • El trabajo clave del mediador es más hacia adentro de las partes, que en la relación entre ellas. 

CUARTO TEMA

Repensando la disciplina y el rol de los transformadores/as de conflictos

El actual contexto de la pandemia y la cuarentena, se presenta como una oportunidad para (re) pensar la disciplina y el rol de los transformadores/as de conflictos. ¿Desde qué lugar estamos trabajando?, ¿para quién estamos trabajando? y ¿cómo estos relacionamientos pueden fortalecer a un actor/a? Éstas se constituyen en preguntas urgentes que plantean retos y oportunidades en este nuevo contexto; pero también sirven para afianzar las convicciones éticas y políticas para desarrollar nuestro campo.

Hay mucho por hacer y mucho por discutir. Un reto, sin duda, es la posibilidad de “desafiar nuestros mitos fundacionales”, pues no podemos pretender pensar que “somos aves que cruzan el pantano sin mancharse”. Otro, revisar algunas prácticas condicionadas por las instituciones que contratan y caen en un “metodologismo”. Y, finalmente, ¿es cierto que el dinero cooptó el campo? ¿Estamos subsumidos a las estructuras de poder que financian los proyectos? ¿Requerimos de una de-construcción ética? Dependiendo de la respuesta, la disciplina puede estar frente al reto de reinventarse y adoptar un posicionamiento distinto, lejos de la “instrumentalización”.

  • Un tema del que hay que hablar y hacerlo sin miedo, es el tema político y del poder.

QUINTO TEMA

Manejo de la frustración en la gestión de conflictos complejo

Los conflictos complejos, además de las características desafiantes de todo conflicto, tienen vetas estructurales (desigualdad, exclusión, discriminación, jerarquías) que dificultan aún más su gestión y solución. Una manera recurrente que tienen los gobiernos de encararlos  para desembarazarse de ellos es judicializarlos, es decir, no son resueltos directamente por las partes confrontadas (resolución “diádica”), sino que se recurre a la intervención de una autoridad para su solución (resolución “triádica”). Esta es cada vez más una práctica arraigada en buena parte de los países de la región.

El diálogo debería ser más una política pública que implique voluntad política genuina, no una manera de instrumentalizar los abordajes dialógicos evitando la solución constructiva del conflicto. Una orientación fructífera podría ser “trabajar de a poco” fijándose hitos transformativos claros, sin obsesionarse tampoco con lograr la solución definitiva del conflicto. Hay diálogos que no solo se deberían dar entre actores confrontados, deberían estar acompañados sincrónicamente por diálogos sociales internos y diálogos dentro del Estado para definir qué se quiere hacer con el dialogo y si se lo quiere convertir en una política pública.

  • Un interrogante constante de los transformadores y mediadores de conflictos es que su intervención se ladea cada vez más hacia la “contención” en desmedro de la “transformación de conflictos”, lo que genera una creciente sensación de frustración.
  • En algunos casos, un aporte relevante puede ser brindar un buen análisis, capacitar a las partes, empoderar a las personas para continuar negociando, evitar la presencia policial y/o contribuir a desescalar el conflicto.

SEXTO TEMA

Las mujeres como constructoras de paz

¿Qué significa la paz? En el mundo hay millones de individuos queriendo construir paz, pero no sabemos qué es la paz exactamente y por lo tanto cómo construirla. ¿Qué significa la paz ante un reclamo social legítimo? Lo que se viene en América Latina son procesos de conflictividad que va a generar mucho disturbio y mucha confrontación en los barrios. En diferentes tejidos sociales generará mayor conflictividad por falta de recursos, por exclusión y otras causas. ¿Somos las mujeres de paz las que tenemos que hacer la diferencia? El rol de las mujeres en los liderazgos y esfuerzos para la construcción de paz es clave para avanzar hacia sociedades más justas, inclusivas y pacíficas (ODS 16). Sin embargo, el rol de las mujeres constructoras de paz no es lo suficientemente visibilizado de manera que permita cristalizar sus aportes al sostenimiento de la paz y comprender mejor las ventajas complementarias de las visiones, las herramientas, las organizaciones y las redes lideradas por mujeres en la prevención de conflictos y construcción de paz, tanto a nivel local como nacional. En este marco surge una clara necesidad de contribuir a visibilizar y fortalecer los esfuerzos de las mujeres como constructoras de paz, incluyendo la creación y el funcionamiento de redes de mediadoras con perspectiva de género que trabajen sobre la amplia gama de conflictos y conflictividades que tienen lugar en la región.

  • En los recientes informes de Naciones Unidas existen una serie de ideas que se pueden llevar a cabo, la idea es tener una visión común y elementos que nos unan. “Las palabras clave son tomar y dar”.

SÉPTIMO TEMA

Innovar en contextos difíciles

En el abordaje de conflictos y de interacciones entre actores sociales, por una parte, es necesario “volver a lo básico” o “volver al origen”. Esto significa aprender de las prácticas y formas de mediar como de resolver los conflictos de los pueblos indígenas; y por otra, es imprescindible salir de estructuras previamente diseñadas, atrevernos a dejar de lado “el formato” para “pensar fuera de la caja”, recurrir a nuestra propia capacidad creativa interna e inclusive echar mano de la propia intuición. Pero también hay que detenerse a pensar la contracara de la innovación, como una palabra “de moda”, sin contenido ni intención real. El ser sólo un jergón, una etiqueta políticamente correcta. Y por ello, cuestionable.

Estamos insertos en un contexto difícil: colapso del modelo económico actual, declive en la forma de relacionarnos, descreimiento respecto del futuro, crisis medioambiental…; primero, estos problemas nos obligan a reconocer que los seres humanos estamos interconectados, que no tenemos otro planeta como opción de vida y el concepto de “ciudadanía global” puede ser una innovación fecunda; segundo, debemos ser coherentes entre lo que sentimos, pensamos y hacemos, y que esa coherencia debe ser además transparente; y tercero, la manera de encarar todo esto es apelando a la no-violencia y a implementar distintos niveles de diálogo consistentes (generacionales, políticos, interculturales), para acercar posiciones, “derretir barreras” socioculturales, de-construir prejuicios y construir una cultura de paz con inclusión.

  • Es crucial preguntarnos, ¿desde dónde se toman las decisiones?  Estar alertas ante las estructuras de poder.

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28 de junio de 2020

© Este documento pertenece a la Red “PúblicosyComunitariosLATAM”.

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