
La mediación en las alturas
César Rojas Ríos después de sembrar varios libros en el campo de la conflictividad social y política, planta su primera reflexión sostenida en el jardín de la mediación
“Este no es un libro, sino una reflexión sobre la adorable densidad existencial de la mediación”. Esta frase se encuentra en la contraportada del reciente libro de César Rojas Ríos, Filosofía de la mediación (Y una advertencia). No le falta razón al autor, si entendemos por libro un cúmulo de páginas de papel encuadernadas que descansa en un estante, y ciertamente, existe una infinidad de libros cuya sustancia son sus hojas y su función el descanso eterno.
Pero Filosofía de la mediación (Y una advertencia) escapará –sin duda– a este destino, pues se trata de una reflexión caudalosa sobre el continente vasto de la mediación y no se atiene a re-decir lo ya dicho por otros/as, sino que avanza sobre nuevas y prometedoras reflexiones, sumando a las existentes, tan bien logradas por mediadores/as de alto cuño. Nadie después de transitar por sus reflexiones saldrá indemne, como se sale después de ver una película de moda o probarse una prenda de vestir en un shopping.
¿Cómo podría ser eso posible, si ya en su primera incursión nos dice que la mediación es más, mucho más que un tercero que facilita una comunicación de entendimiento, que más bien las personas mediadoras son parteras de nuevas historias, que pretenden que avancen no por su peor lado, sino por el mejor. Entre sus manos discurre la posibilidad de la inflexión de una línea de vida y la alquimia de ver transformar los bronces del dolor en oros de alegría recuperada y posibilidades promisorias.
¿Cuáles son los sacramentos de delicada administración de la mediación? Para el autor las palabras y los saberes que sirven tanto para vivir como para convivir. Y aquí Rojas Ríos también emprende una crítica con la propia mediación, cuando le insinúa que es más de lo que siente (en su humildad y sencillez) y puede entregar más de lo que piensa (en su arrojo y justeza).
Filosofía de la mediación (Y una advertencia) no cierra los ojos ante nada, ni la historia, ni el dolor, ni la moral, ni la familia, ni el perdón, ni los conflictos, ni la política, ni la paz y la guerra, ni la historia, y menos, mucho menos, sobre los seres humanos de carne y hueso, a quienes define como la “ecuación particular entre su arraigada gravedad y su convocante levedad”.
¿Es un buen libro, digno de ser leído? Es una reflexión caudalosa, llena de bríos y profundidades insospechadas. Una reflexión urgente para tiempos de urgencias, donde la filosofía vuelve a sacar la cabeza y poner sobre el tapete su obstinada pasión por los argumentos iluminadores.Filosofía de la mediación (Y una advertencia) es un vendaval de preguntas. También la osadía por la respuesta argumentada, porque, sin respuestas sólidas, la filosofía sería un falaz divertimiento, el ser humano un errante entre el ser y la nada, y la mediación un medio sin la conciencia de su fin.